Consejos de interpretación, por Javier García Verdugo (entrevista)

Javier García Verdugo

Biografía 

Tras haber ganado una decena de premios en certámenes nacionales e internacionales de guitarra, entre los que destacan el conseguido en el Concurso Internacional de Guitarra Gredos de San Diego (2014) y en el Concurso Nacional Permanente de Juventudes Musicales de España (2014), Javier fue entrevistado en 2014 por la revista musical Melómano, presentado como una de las figuras más prometedoras del panorama guitarrístico actual.

En Marzo de 2015, presenta su primer trabajo discográfico en solitario titulado DESIDERATUM, con la compañía discográfica QTV Classics. En Julio de 2015 realiza una grabación para TVE en colaboración con Sony y Dolby. En febrero de 2015 realiza una grabación para QTV Classics que se emitirá próximamente en televisión. En 2014, realizó una grabación emitida en directo para la Televisión de Castilla-La Mancha, en un homenaje al guitarrista Paco de Lucía. Próximamente saldrá a la luz su segundo trabajo discográfico en colaboración con el cantante Miguel Hidalgo. Además, ha actuado por toda la geografía española y parte de Europa. Como solista de orquesta, tras realizar su debut a los 17 años, ha actuado con directores como Guillermo Bautista o Mariano Domingo.


Javier ha recibido clases de la mayoría de los grandes maestros de la guitarra en la actualidad, entre los que destacan nombres como Leo Brouwer, David Russell, Hopkinson Smith, Carles Trepat, Roberto Aussel, Eduardo Fernández, Gerardo Arriaga, Zoran Dukic, Carlo Marchione o José Miguel Moreno entre muchos otros. También recibe clases con regularidad del gran maestro Ricardo Gallén. En 2015 termina sus estudios Superiores en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid recibiendo el Premio Final de Carrera. En el curso 2014-2015 se trasladó a Weimar, Alemania, becado por el Ministerio, para estudiar en la Hochschule für Musik Franz Liszt. En junio de 2015 es aceptado para estudiar un Máster de interpretación en la Universität Mozarteum de Salzburgo. Además, ha realizado cursos de música antigua, bajo continuo y tiorba, así como cursos de blues, jazz, flamenco e improvisación moderna, lo que lo convierten en un guitarrista muy versátil.

Javier toca una guitarra del luthier Paulino Bernabé, cedida al intérprete por la Spanish Guitar Foundation.


Entrevista

¿Cómo te preparas mentalmente los días antes de un concierto? ¿Y en el mismo día?


La verdad es que no tengo un método específico. Simplemente hay que estar convencido de que va a salir todo bien y de que el objetivo es que el público disfrute.

Las horas previas a un concierto trato de relajarme y buscar inspiración para poder transmitir sentimientos propios con la música. Esta es una de las razones de por qué mis interpretaciones siempre son diferentes, porque no siempre tengo los mismos sentimientos que expresar. Para mí es una de las cosas más importantes de la música y es lo que le da vida propia.

¿Cómo organizas tu estudio? ¿Cuántas horas dedicas y qué dirías que es lo más importante?


El estudio no es una cuestión de horas, es una cuestión de concentración. Como se suele decir: no importa la cantidad, sino la calidad. Obviamente se necesita dedicar muchas horas para adquirir todas las habilidades que necesitas, pero siempre debes ser consciente de lo que estás haciendo, si no el trabajo no sirve de nada: la técnica consiste en ser consciente de lo que haces.

En mi caso, soy un poco desorganizado, pues hay días que estudio más y otros que menos, pero todos los días trato de estudiar un mínimo de 3 horas, eso sí, en todo el tiempo que empleo intento estar totalmente concentrado.

¿En qué piensas cuando vas a comenzar tu actuación? ¿y durante la misma?


En los momentos previos a un concierto me concentro en la música y en lo que quiero transmitir con ella. Trato de estar relajado, aunque obviamente siempre hay algo de nervios.

Durante un concierto sólo pienso en la música que estoy tocando y en lo que quiero transmitir con ella. Voy cantando por dentro la música y también imaginándome escenas de cosas que me inspiran para la interpretación. Dependiendo de la obra que estés interpretando, esto último es difícil de conseguir, pues tienes que tenerla muy asimilada para llegar a este paso y además, debes

realmente sentir lo que quieres transmitir, como si estuvieras contando una historia.

¿Tienes algún truco para mejorar la memorización de las obras? ¿Cómo y cuándo afrontas la memorización?


Yo sinceramente no trabajo la memorización, es algo que me sale solo, por decirlo de alguna forma. Para ello, lo que hago es entender lo que toco desde varios puntos de vista: armonía, melodía, ritmo y también mecanismo de digitación, no digo simplemente digitación porque una buena digitación no consiste solamente en poner los dedos, sino en que la transición de pulsar unos dedos a otros sea óptima y realizable. Tener varios puntos de vista de lo que haces da un mayor conocimiento y seguridad, ya que si uno falla puedes recurrir a otro. Por poner un equivalente, es como si hablando se te olvida una palabra, pero te sabes algún sinónimo de esa palabra y recurres a él.


Danos algún consejo sobre el estudio y la preparación de un concierto.


Para preparar un concierto lo primero que se debe hacer es escoger un repertorio adecuado a ese concierto, al público que va a asistir y, por supuesto, un repertorio que tengas totalmente asimilado y controlado.

Una vez escogido el repertorio, como mínimo una o dos semanas antes se debe poder tocar como si el concierto fuera en ese momento. Cuando se llegue a ese punto no se debe seguir “machacando” o repitiendo lo mismo. Se puede seguir tocando y se debe hacer alguna prueba “pre-concierto” con gente escuchando para ponerse en situación, pero también se debe tocar otras cosas. Si se sigue machacando el repertorio del concierto, éste perderá la “frescura” y tú perderás la inspiración. Una vez está controlado el repertorio no debes preocuparte, pues ya tienes el trabajo hecho y no lo vas a perder.

Así ya sólo queda disfrutar el día del concierto.

Por otra parte, a la hora de comenzar a estudiar una obra se debe tener paciencia.

En mi caso, yo comienzo por aprenderme la música mentalmente, y con esto no me refiero a saberse de memoria todas las notas, sino a saber cómo tiene que sonar: quedarte en tu cabeza con las melodías, ritmos y armonías.

Luego viene el paso de llevar todo eso a la guitarra. En la guitarra buscas los mecanismos de digitación que mejor funcionen, pero siempre al servicio de la música. A la hora de digitar un pasaje debes pensar en el sonido que vas a transmitir, pero también en la funcionalidad: debes buscar digitaciones que funcionen a la velocidad real de la obra y que no resulten demasiado complicadas, pero lo más importante para conseguir una buena digitación es que todos los movimientos que realices estén perfectamente conectados.

Después de todo esto viene el trabajo más aburrido: repetir, repetir y repetir, hasta que los dedos vayan solos y no tengas que pensar. Pero este paso debe ser un paso riguroso: todas las veces que repitas o casi todas deben ser “perfectas” y debes de controlar todo, por ello hay que estar concentrado. Para ello debes comenzar a un tempo con el que puedas tener el control absoluto de todo: no debes preocuparte porque ese tempo sea muy lento, yo siempre comienzo a un tempo extremadamente lento y cuando veo que lo tengo controlado voy subiendo la velocidad, ya que tampoco es bueno quedarse mucho tiempo machacando a una misma velocidad. Una vez se haya alcanzado el tempo real de la obra, si es una obra difícil conviene pasarse de la velocidad para después ir “sobrado” con la velocidad real. Podrás pensar que es un método lento y aburrido, pero créeme, es muy rápido y eficiente.

Terminado este trabajo, que podemos decir que es puramente mecánico, tendríamos el trabajo de la búsqueda de un significado para esa música, la búsqueda de lo que quieres transmitir, la búsqueda de la inspiración… Es un trabajo personal que se puede llamar de muchas maneras y para cada uno será diferente siempre, eso es lo bonito del arte, que no existe la perfección porque cada individuo tiene su propio punto de vista y sus propios gustos.

Comentarios

  1. Rodrigo olivi de argentina7 de junio de 2016, 19:04

    Excelente y muy revelador. A trabajar se a dicho.

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